Este proyecto de reforma de un dúplex en un edificio de los años 70 en el barrio barcelonés de San Gervasi, se pone como objetivo trasformar un piso con las típicas habitaciones distribuidas por un largo pasillo, en algo diferente.
Se eliminan los elementos superfluos, se reducen al mínimo las divisiones espaciales, y se conecta la vivienda con sus dos terrazas y sus vistas.
Las puertas son paneles correderos que llegan hasta el techo y que permiten ir abriendo y tapando visuales: paredes móviles, que se pueden cerrar en momentos determinados, pero sin renunciar a un espacio abierto, luminoso, amplio.
La zona pública, a doble altura, consta de una cocina en acero abierta hacia el comedor, una mesa cuadrada blanca y un sofá: interior y exterior se conectan gracias a las grandes ventanas que miran a la terraza con vista a la montaña.
Las habitaciones en cambio se abren hacia la otra terraza, con vista al mar.
Un único material reviste los suelos, las paredes son blancas y pilares de hormigón visto.
La planta principal se conecta con el piso bajo cubierta a través de una escalera de nueva construcción que mira hacia la doble altura.
A su vez el piso bajo cubierta está conectado visualmente con el salón a través de aberturas acristalada.