Este edificio, pobre, no unitario, formado por cuerpos distintos, se ha construido a lo largo de 3 siglos, según las exigencias de sus habitantes y usuarios.
Su función ha sido prevalentemente residencial, siendo en la gran parte de su historia, la vivienda de los trabajadores del campo.
Como agregación de varios edificios, cada ámbito o recinto, tenía una entrada independiente y una cota diferente de suelo.
El proyecto se propone unificar la cota de la planta baja, haciendo necesario excavar en algunas zonas, tanto en el interior como en el exterior.
En la última parte del siglo XIX, el edificio fue trasformado en horno de vidrio: a esta época se debe la construcción de un magnífico arco de ladrillos.
Para conseguir adecuar la vivienda a las condiciones de habitabilidad y salubridad, se ha respetado la volumetría existente, menos un espacio central que se ha mantenido sin cubierta, transformándose así en un patio que proporciona aire, luz e intimidad a la vivienda.
Esta solución permite minimizar las intervenciones en el exterior de la Masía, preservando sus características de vivienda austera y agrícola y enfatizar la belleza del arco de ladrillo que testimonia el cambio de uso de este edificio de residencial a industrial.