Esta vivienda está situada en una colina a pocos km de Barcelona con vistas al mar.
La planta en forma de U sigue el recorrido del lote alargado, fragmentándose en varios volúmenes. Cada cuerpo tiene una cubierta a dos aguas inclinadas que, en su intersección, generan un corte de luz que ilumina desde arriba los espacios inferiores.
La planta baja se caracteriza por la composición de paños verticales de mármol de diferentes tipo y color, alternados con aberturas a toda altura. El mármol surge de la vegetación del jardín y del agua de la piscina. El pavimento interior es de madera de roble, material que en varias ocasiones también se utiliza en paramentos verticales y en los plafones de las cubiertas inclinadas.
Los arquitectos aceptaron el reto de diseñar una casa explícitamente lujosa sin caer en el exceso, utilizando combinaciones de materiales inusuales, manteniendo el equilibrio y la sobriedad.
El lujo no es necesariamente una forma de exhibición sino la calidad del espacio en el que vivimos: la interpretación de la luz en los diferentes momentos del día, las vistas, la calidad de los materiales naturales y los detalles.